MIL SOLEDADES
Terrible angustia en los pechos de las palomas blancas.
Pueden verse los fracasos de más adelante incluso.
Comienzan esos gusanitos el lento trabajo de corroer
algunas almas, o algunas bestias que el destino conocían.
Esperanza, la morena, seguramente me encuentra poco atractivo
y mis ojos son invisibles pepas en el fondo de algún fondo.
Seducida por dinero, por política o por estética, Esperanza
ignora a los seres que vomitan las bóvedas de nirvana.
Cristo aleja sus venas de las bocas solitarias,
Esperando a algún filosofo muerto que pague mi rescate.
Las luces que persigo se parecen a las nebulosas,
el cielo se aleja, se va veloz hacia arriba.
Ni las plantas me calmarían con su santa cirugía
ni una niña venal me dormiría con su aletear de ave viva.
10/05/2006
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